No es ningún secreto que en Chicago se sufre de temperaturas gélidas y vientos que cortan como navajas durante el invierno, pero cuando tienes la posibilidad de disfrutar de las vistas del Lago Michigan y el skyline de la ciudad, todo el sufrimiento queda atrás.
Cuando me mudé a Chicago, hace cinco años, lo que menos gracia me hacía era el clima… Pero, de repente, las azoteas y terrazas comenzaron a abrir sus puertas y fue ahí cuando me di cuenta de lo glorioso que es el verano en Chicago. No cabe duda de que merece la pena sufrir los inviernos con tal de poder disfrutar de las vistas y ¡qué mejor que con un cóctel en la mano!
Así que ya sea que busques una buena comida, una atmósfera tranquila o bailar toda la noche, siempre encontrarás un hotel en Chicago cerca del centro con terraza para disfrutar de unos días inolvidables.