El paraíso está más cerca de lo que imaginas. Una versión de ello es una habitación con alberca privada en tu destino turístico favorito de México. Las hay a unos pasos de la playa o con vista a un lago, entre los árboles de la selva o mirando al mar desde un acantilado, pero todos estos hoteles con alberca privada en la habitación tienen algo en común: valoran la privacidad y el descanso de sus huéspedes por sobre todas las cosas.
En mi última visita a Acapulco tener piscina en la terraza de la habitación fue el mejor plan para descansar mirando el atardecer, mientras los pequeños jugueteaban en el agua hasta quedar agotados, para después caminar solo unos cuantos pasos a la cama y a dormir.
Pero si el plan es en pareja, las experiencias en una habitación con alberca privada se vuelven infinitas. Imagínate nada más: majestuosas vistas, servicios de dining y spa a la habitación, terrazas equipadas —algunas incluso hasta con hamacas y ducha al aire libre—, y lo mejor, total privacidad.