En lo personal, me encanta visitarla porque parece estar celebrando en grande todo el tiempo. Si bien en 2017 festeja su 375 Aniversario a la par del 150 Aniversario de la Confederación Canadiense, lo cierto es que pretextos nunca le faltan para presentar eventos deportivos, gastronómicos o artísticos que atraigan al visitante e inviten a los locales a salir de sus casas.

Recordando un poco la historia de la ciudad, les puedo contar que en 1942 un grupo de misioneros cristianos llegó a lo que hoy conocemos como Montreal. Realizaron dicha travesía con el objetivo de cristianizar a los nativos, luego construyeron un fuerte y establecieron la Ville Marie de Montréal.

Antes de eso, la región había sido explorada por Jacques Cartier, en 1935; y por Samuel de Champlain a principios del siglo XVII. Ambos, hoy son reconocidos en muchos museos, eventos y recintos de la Provincia de Quebec de diversas formas, pues hay calles que llevan sus nombres y también existen algunas exposiciones que cuentan sus vidas y su paso por la región.

Así como los primeros exploradores, los viajeros actuales pueden ir en busca de los tesoros de una ciudad muy rica en cultura, arquitectura, gastronomía y naturaleza. Lo que podrás encontrar en infinidad de eventos durante todo el año. No lo pienses más y sé testigo de los fabulosos espectáculos que la conocida como capital cultural de Canadá, prepara para visitantes y locales durante todo el año.

Como ejemplo te puedo mencionar la iluminación que cada noche muestra el puente Jacques Cartier, convirtiéndose en un caleidoscopio de luces; mientras que el CirqueÉloize, se presenta constantemente en diversos espacios de la ciudad y los alrededores. Siendo uno de los circos más importantes del mundo vale la pena asistir a alguno de sus shows, que también suelen hacer largas giras por todo el planeta.

Y un espectáculo que no te debes perder es Aura, que lleva el concepto de luz y sonido más allá de lo conocido y se presenta en la Catedral de Notre-Dame todas las tardes. Pero al visitar la Catedral de Notre-Dame considera quedarte un poco más porque recorrerla es una verdadera delicia. Confieso que la primera vez que pasé por ahí estaba un poco dudosa de entrar, pues por fuera es una iglesia como muchas otras; sin embargo, algo me llamaba y decidí hacerlo.

¡Realmente me dejó impresionada! Y vaya que he visto templos bellos en mi vida. En sus interiores predominan los colores azul y verde aqua, que en combinación con las extraordinarias tallas de madera, recrean un espectáculo visual increíble. Además, los vitrales y su rimbombante órgano de 9 mil tubos, son motivo suficiente para pasar ahí un buen rato.

Y si eres igual de antojado y dulcero que yo, aquí te va un tip: llega temprano y pasa por la pastelería Les Glaceurs, que está justo a la vuelta de la Catedral de Notre-Dame, en la calle Saint Sulpice. Venden unos cupcakes deliciosos y preciosos.

Por otra parte, un espectáculo que seguramente no querrás perderte es Montreal Avudo, con impresionantes proyecciones sobre los muros de agua en el Río San Lorenzo. El que podrás ver también cada noche desde el Viex-Port (Viejo Puerto) donde por cierto, encontrarás algunos foodtrucks.

Te recomiendo que aproveches la oportunidad para acercarte a alguno que ofrezca la poutine, que es uno de los platillos tradicionales más reconocidos de la Provincia de Quebec. Se trata de papas fritas bañadas con queso y gravy. Aunque es más común en el invierno, la podrás encontrar todo el año, en prácticamente todos los establecimientos de comida. Y si quieres probar la poutine en otro nivel, puedes ir a Poutine Ville que tiene varias sucursales en la ciudad. Ahí encontrarás las versiones más deliciosas y extrañas de este platillo típico quebequense.

Como verás, Montreal invita y te está esperando con su gente amable, hoteles para todos los presupuestos, parques que en el invierno ofrecen paseos por la nieve y toboganes para deslizarse en llantas. Existen 12 kilómetros cuadrados de ciudad subterránea (RED) con tiendas, restaurantes y muchos sitios entretenidos; unos 6 mil restaurantes que ofrecen platillos de todas las cocinas del mundo; desde la mexicana hasta la más típica canadiense, pasando por la griega, china y otras más.

También hay más de 1,200 tiendas en su principal calle comercial, la famosísima Rue Sainte Catherine, donde hallas desde las boutiques con las marcas más afamadas, hasta diseñadores locales con creaciones fabulosas. Pon especial atención en aquellos locales que venden las piezas de arte inuit (que representan elementos tradicionales de las tribus nativas de Canadá) esas me fascinan por su sencillez y originalidad, ya que no las podrás encontrar en ningún otro país. Yo suelo comprar collares y algunos otros detalles como obsequios para amigos y familiares, no son caros y todos quedan encantados con el recuerdo.

Y en cuestión de servicios, Montreal tiene mucho qué ofrecer porque ahí encontrarás hospedaje de todas las categorías y para todos los gustos, así como lugares para comer delicioso, desde los más económicos con cara de cocina de autor, hasta los restaurantes más sofisticados. Como se trata de una ciudad multicultural, lo difícil es qué tipo de comida quieres para cada día, porque la variedad es vasta y de gran calidad. Por ejemplo, en Reuben’s Deli & Steaks sirven deliciosas hamburguesas, con carne sazonada con su receta especial y secreta. Un súper platillo por $17 CAD en un lugar muy agradable y que está siempre de moda.

Por último, te cuento un detalle que me ha parecido de lo más lindo y que te dejará saber la calidez de la gente de la entidad: como regalo por el 375 Aniversario de Montreal los horticultores locales crearon la “Equinácea de Montreal”, una flor que desde este 2017 se convertirá en un nuevo símbolo de la ciudad.